miércoles, 19 de agosto de 2020

Absurdo

 Qué absurda esa forma de abordar nuestros problemas; cuando perdemos a alguien es indispensable decir que perdimos el tiempo, convertimos automáticamente todo en un error. Solamente para no afrontar la ausencia de eso que ya no está, tener que jugar un rato al peligroso juego de la soledad, sin ningún tipo de noción de cuál será el momento en el cual se podrá salir de ahí.

Si de mí dependiera no lo dejaría a la suerte de que mi corazón juzgara si fue una perdida de tiempo o no compartir lo que fuese que se compartió con la persona en cuestión, es decir, la razón debería de tener el papel principal en este gran conflicto que se presenta ante nuestro ser. Por el prominente e irrefutable hecho de que nuestro corazón tiende a traicionarnos cuando se encuentra herido, ciega nuestra mente y nos arroja a un abismo, todo con tal de poder salir de la sofocante tristeza que acongoja cada partícula de su existencia, lo que en consecuencia nos hace actuar de una manera que jamás hubiésemos querido.

Es justo en ese decisivo momento donde elegimos de que lado queremos situarnos, del lado que nos hunde del abismo o del lado que nos presta su ayuda para poder estar mejor sin la necesidad de cometer otro error para sentirnos mejor. Cuando una persona elije irse de nuestra vida no nos está condenando a vivir solos, sólo nos está mostrando que necesitamos seguir emprendiendo ese viaje que se hizo un poco más largo de lo que pensábamos, el tiempo no se pierde, el tiempo se invierte para que podamos llegar a ese lugar que tanto deseamos llegar.
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