domingo, 10 de noviembre de 2024

Querido Alex

 



Escribo y lo borro, lo publico y me siento tan tonto, aunque no sea criticado me encantaría poder odiarme sin condición para poder expresar sin sentir y que esa melodía de decepción pueda llevarme por fin al lado de la aceptación.
Tan solo un momento escribir sin interpelar la razón, por puro gusto como cuando tenía 5 años y hacia historias fantásticas, ojalá ese niño pudiera ver qué en casi 20 años no logramos ser astronautas, ni escritores, ni una persona tan admirable; tenemos pocas personas que nos valoran, una mascota de 14 años que saludamos todos los días antes de ir al trabajo y un gusto un tanto descontrolado por el fernet con cola, no siempre nos sentamos a escribir y tratar de ayudar a la gente, llegamos a la hora de dormir con la cabeza que nos explota de tantos problemas diferentes.
No triunfamos en todos los objetivos que teníamos en mente, apuntamos a tantos lugares distintos que la vida nos hizo un poco más coherentes, no hay coches voladores pero el postre de la abuela sigue igual de sabroso como siempre.
Me gustaría decirle que no nos espera una vida perfecta, que a veces es más difícil levantarse que como acostumbramos a hacerlo siempre, que la gente se va y eso no es siempre nuestra culpa, los caminos que prepara la vida a veces incluso tendrían que venir acompañados de una disculpa. Estamos estudiando una carrera alucinante, llena de retos como en los cuentos de ficción que escribíamos en esa cama rechinante, tenemos muchos contratiempos y se está haciendo muy largo, pero el tiempo es muy justo eso lo vamos a aprender intentando, fallando y volviendo a intentar hasta cansarnos. No te preocupes por los corazones rotos, esos van a ser la raíz de buenas historias, de risas interminables y de borracheras que van a hacerte olvidar que el amar es tan complicado. En fin, ojalá pudiera decirte tantas cosas que tengo guardadas, pero querido mío nunca dejes de intentar porque esta persona que te está escribiendo, lo siguió haciendo hasta con mil lágrimas en la cara, no hay que bajar los brazos porque siempre hay que ver cómo sale el sol el día de mañana.
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