lunes, 19 de agosto de 2024

Huracán

 ¿Te lastimo o te sano? Dando ruedo a mi mente inquieta, con una pregunta tan simple y a su vez desgarradora. Intrigante sería la respuesta si no tuviera certeza de mis acciones, de mi sentir a la hora de delinquir por sobre tus emociones, había millones de posibles destinos, pero somos malos para elegir y por eso estamos en una sintonía alejada, una distinta a la correcta.

No cruzamos de la mano, nos saludamos en silencio, jamás volvemos a lo mismo porque todo se vuelve tan atroz y ese encanto que desprendiamos se lo llevó el viento de esas tardes de otoño... Tal vez un alma en solitario será capaz de encontrar ese sentido fuera del ombligo del odio; un sentimiento tan banal como el amor juvenil es capaz de cometer locuras en la mente de un cuerdo que solo pretende ser feliz.

Mi lápiz ya no se siente bien al desvelarse por las incógnitas que le generas a mi ser, comprendí hace mucho que el ego es protagonista y yo como policía sin placa no tengo mucho más que hacer, más que detener el torbellino que ocasionaste aquella noche después de esa pelea, deseo haberte sanado mucho más de lo que lastimaste a los restos de mi novela.

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lunes, 12 de agosto de 2024

Ya no te veo

 Si tan solo pudiéramos entendernos, vernos o sentirnos tal vez la vida sería un tanto menos tediosa. Sería esa suave caricia que despierta los sentidos de mi ser, o esa comprensión que siempre busqué en el fondo de mi alma, pero con poco éxito jamás pude encontrar.

Las palabras son paupérrimas cuando se trata de explicar cómo tu corazón se encuentra en falta, no en falta de compañía, sino en falta de orientación, la brújula se rompe en mil pedazos y todo es confusión o discusión quizá… Damos paso al cansancio, le acomodamos la silla y nos acostumbramos a vivir con él, se vuelve una rutina y ya solo te resbala el querer, el cariño no es suficiente y el amor sobrevuela fuera de nuestro alcance. Quisiera poder rozarlo con las yemas de mis dedos, pero ya me obligaría a sentir, ya me obligaría a desear cuando ni siquiera te quiero pensar, dejarte estar dentro de mi cabeza; crearte en mis sueños ya sería demasiada avaricia, si en la vida real te me escurrís entre las manos a pesar de que te tengo frente a mis ojos... Ya no dilato mis pupilas ni acelero mi corazón, esto de tenerte cerca y lejos me hace hundirme en un océano de lágrimas, pero me cuesta entender, que ya no es hora de forzarme a entender, es tiempo de que acepte que ya no te debo ver.

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miércoles, 22 de mayo de 2024

Deseos del pasado

 Deseo dejar de saber que estás y a la vez desapareces entre mis deseos más profundos de que estés presente. Dando tan a menudo ese sentir como una prioridad, cuando en verdad lastima tan duro como un invierno crudo, sin piedad entre el desabrigo que presenta mi ser, ese desabrigo representa la falta que me hacen esas palabras tan justas o ese susurro tan cálido.

Deseo no sentir y soltar a un lado del camino, poder andar sin mirar hacia atrás y arrancar el reflejo de la costumbre de mi vida. Desaparecer entre medio de la poca emoción y la sensación de poder seguir adelante, aunque mi corazón se pueda corroer de malos sentimientos y de desapego de la vida misma.

 Las heridas no terminan de sanar sino hasta que duelen de verdad, y el aprendizaje nos marca para siempre, y ese siempre se vuelva una cicatriz de lo que en ese entonces fue dolor y angustia, para que sea una nueva sonrisa entre medio de un efímero momento frente a nuestras tan largas memorias.

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lunes, 31 de enero de 2022

Recuerdos con sabor a tiempo

 

De manera repentina tu fragancia encierra mi fragata de razón en una porción cruda de tierra firme. No hay ruta de escape si no es por tu rechazo inhóspito de cualquier rasgo de humanidad o sensibilidad; arriesgándome a soñar despierto, busco ese lado escaso de comprensión del cual me alejaste, del cual hiciste cenizas el siquiera umbral de su puerta y elegiste fundir una larga pared de frío metal entre ambos.
Lo fácil nunca tuvo lugar en mi vida, en la tuya o en la de la maldita suerte que siempre nos esquivaba entre tantas almas errantes. La desgracia fue un lenguaje nativo en una cultura fantasma que solo tenía dos habitantes, mi razón para querer y tu interés de poca monta en algo que parecía que era tan importante como un arcoíris en medio de un día nublado.
Siempre voy a recordar que elegí creer en que podía cumplirse el deseo que me visitaba durante mi estúpido viaje de incoherente sensibilidad; hacer que cada riesgo valiera la pena, con tal de no volver a abrir las viejas heridas, pero como todos sabemos nada en esta vida se concede sin pedirte algo a cambio. No tuve más que ofrecer todo mi mundo sin miedo a restringir, ni censurar ninguna parte de mi ser, pero como todo lo bueno… se esfumó en una fantasía de engaño de la mano del tan farsante y macabro autor del lienzo de nuestra vida; el tiempo.
Escribo esto en un gran intento de desestimar la autoridad que tienen las grietas de mi corazón sobre el razonamiento de mi cabeza, no pretendo ser perfecto al convertirme en un hombre de razón y abandonar la primitiva costumbre de la estabilidad a base de sentimientos que nos orillan a la locura; pero si tan solo una pizca de aquello me enfrentara a centímetros de lo que alguna vez fui, sería un placer escupirle en la cara y pasar esas páginas para abrir un nuevo ciclo, al fin y al cabo dicen que todo es aprendizaje, pero esta vez prefiero dejar el pizarrón en blanco porque el despiadado reloj que me pisa los talones, ya no me va a volver a meter en su bolsillo.
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viernes, 10 de septiembre de 2021

Plumas y recuerdos

 Es raro sentir, amar, luchar por no sentir, pero sin dejar de amar; es curioso el hecho del rastro de corazones rotos que dejamos en un costal que arrastramos hasta el fin de nuestra imprescindible vida. Es decir, no es que esté mal tener el corazón roto, pero sería mejor si fuera más llevadero, como una resaca, por ejemplo; odias tenerla, pero no se sufre el ritual de la bebida recorriendo todo tu cuerpo hasta romper en risas y llanto. Quedamos estupefactos en ese momento en el que llega nuestro ciclo de renovación o más bien su simulacro, porque claramente no se olvida lo que te marca, nos queremos llevar el mundo por delante, obsequiándonos pensamientos que jamás pudimos apreciar durante nuestro anterior vínculo con lo que fue una pizca del golpe directo a nuestro mentón que estábamos por recibir. Es todo euforia, vida, florecimiento, hasta que vuelve nuestro querido amigo el recuerdo, que si me preguntaran le pondría cuchillo de frigorífico por obvias razones. Pero luego está la romántica y entera sonrisa que nos brinda la razón, ¿Yo quiero volver a abrir una hilada que costó tanto coser? Dando pasos agitados y moribundos, le sacamos la pluma y tintero a la vida y saltamos de la hoja, para poder escribir los puntos suspensivos que comiencen el nuevo párrafo de toda nuestra vida.

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domingo, 15 de agosto de 2021

Perlas

 


Un dato interesante acerca de la incertidumbre es que, ese suspenso interminable que nos transporta hasta el umbral de la gigantesca puerta de la desesperación, es el mismo que origina nuestra persona al desconfiar de alguien. La confianza es igual de frágil que esas vajillas que guardan nuestras abuelas, cuando somos muy jóvenes para entender que son muy destructivas nuestras manos de infante con ilusión de conocer todo aquello que nos rodea. De todas maneras, no es la idea usar metáforas innecesarias para explicar esto, todos confiamos, todos fuimos defraudados, algunos quisimos ser defraudados por ese incesante ultimo aliento de fe ciega en el cambio. Pero, lo que es seguro, es que esa manera asoladora de perder la fe en las personas no es la solución; dando paso a ese torbellino de inseguridad en nuestra vida, cada minuto que transcurre en el reloj es un metro más cavado de nuestro propio pozo hacia un sinfín de malas decisiones, cuando cada individuo es simplemente eso, individual, único, plenamente singular en un mar de perlas que deslumbran nuestra vista. El secreto es saber cual brilla con nuestra compañía y cual brilla con distintos reflectores a su alrededor.                                                                 

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domingo, 13 de junio de 2021

Notas alegres

 Hay infinitas razones por las cuales elegimos seguir habitando esta realidad que nos golpea constantemente, para luego levantarnos y darnos la mano en señal de buena fe. Una de ellas, y considero que es la más importante, es la forma en la que arrojamos el tablero de la mesa al introducir las melodías de la cultura de la música en nuestra insensible vida. Es algo tan complejo y a la vez incitante a la ruptura de la costumbre y monótona línea de existencia en la que nos encontramos; permitirnos danzar imprudentemente en la vía pública, cantar de una forma únicamente desmedida que afloja el pésimo día hasta de la persona más afligida, que genera una calidez responsable de derretir polos, indiscriminadamente.

Es la belleza que pocos aprecian, que es intuitiva, es la cinta de llegada ansiosa por ser quebrantada por una risa y unos sonidos hipnotizantes de una guitarra enriquecida de ganas de brillar con ese fulgor que las estrellas prefieren envidiar que igualar. Regalen segundos, minutos e incluso años de su vida al disfrute del compás de esa ilusión del arte convertido en ritmos que poseen el espíritu de la felicidad en las personas.

Despidamos la amargada infelicidad que nos aguarda en el silencio para llenar de colores nuestro lienzo de vida, esperanzados de mejorar al son de una buena canción, que por mucho es lo mejor que creamos en este mundo.
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