Lágrimas que van desde la cúspide de mi orgullo quebrantando ese ser que pretendía haber domado, haber mirado e incluso hasta haber amado con toda mi ebriedad asesina de ilusión. Dándole mi vida por encima de la felicidad, dependiendo de mi humor para causar malentendidos entre nosotros, un humo delirante que sale de su boca como si fuera una cortina que me empuja de su presencia. Le brindo mis errores para que vea mi lado humano, el poco amor que me queda se lo entrego en un frasco cerrado, rodeado de débiles alientos de ánimo le gritó a los 4 vientos pero mi voz se ahoga en ese molino destrozado.Para muchos tal vez sea cursi gritarle al viento sus deseos de amor, para otros es como un rompecabezas que no terminan por temor o exceso de valor, porque falta una pieza y jamás quieren volver a sentir el calor del pecho ardiendo entre llanto por otra desilusión.Yo pude terminarlo y fue muy simple, la mesa empapada de ilusiones pero un corazón dispuesto a sanar entre chistes, mis chistes mis desgracias decía un amigo, pero no olvido el olor de su fragancia aunque pudieran despojarme de ese sentido.
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