miércoles, 29 de julio de 2020

Cadenas en mis ojos

Son cegadoras y al mismo tiempo atosigantes, no me permiten andar en libertad ni liberarme de ellas.

Son lagos llenos de confusión en los cuales inconscientemente me sumerjo, sin intención de regresar hasta el muelle desde donde salté, no porque la confusión me haya causado una desorientación absoluta, sino por el hecho de que estas cadenas las estoy sosteniendo con mis propias manos.

Soy mi propio verdugo; me castigo más de lo que debería y apuñalo mis ojos con ceguedad autoinfligida que ciega mi potencial por miedo a quedarme sin nada, aunque tengo completa noción que quedarme sin intentarlo va a ser un delito igual de grave. Es entonces que la soledad se vuelve mi confidente, a la única a la que puedo y debo acudir hasta que pueda soltar estas cadenas de mí.

Me detengo ante un obstáculo fácil de rodear, pero sin embargo sigue siendo gigante en mi mente; las cadenas no son irrompibles, tal vez, ya pude hallar la manera de romperlas, pero me aterra lo que puedan experimentar mis ojos. Tal vez ya estén rotas y solo quiero volver a una realidad menos aterradora.


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