lunes, 13 de julio de 2020

Memorias queridas

Siempre que traté de escribir acerca de cosas que puntualmente me pasaron o me pasan, me nublo, trato de elegir algún camino un poco menos tedioso. Es cierto que escribir sobre uno mismo a veces es un poco relajante ya que es como ir a terapia, pero en este caso las que escuchan son las letras y las que aconsejan son las palabras.

La literatura siempre fue una parte muy querida en mi vida, no siempre lo supe con certeza, tal vez si lo sabía, pero me parecía que no era tan importante. Que bello sería volver a esa inolvidable época en la que cursé el secundario, una parte en mi vida que todavía me deja muchos remordimientos y también demasiadas anécdotas para contar algún día. Pero quiero recordar precisamente esas clases de literatura en mis últimos años, ya tener el privilegio de poder educarse con grandes autores y sus maravillosas obras era más que suficiente, tener presente que todos eran seres humanos como los que estábamos leyendo era reconfortante, más aún, daba esperanzas a cualquier persona que le interesase volverse autor o autora de alguna obra. Pero hay algo que invade mi memoria cada vez que quiero volver a esos bellos momentos; La pasión, la pasión que le agregaban a cada obra los profesores que las interpretaban, te adentrabas en una historia ajena a cualquier otra cosa, te perdías en un sinfín de hechos que te empujaban a querer saber más y más, lo único que nos mantenía en este mundo era una cuerda que la aseguraba por nosotros la persona que estaba leyendo. Es muy importante descubrir quién nos brinda esa cuerda, que siempre vamos a tener disponible cada vez que nos perdamos en alguna historia de nuestras vidas, ya que volver a nuestro eje siempre va a ser imprescindible.


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