Analizando
un poco mis alrededores e incluso últimamente mí no tan interesante existencia,
me di cuenta de algo que no tiene mucho sentido en cuanto a los predicamentos
que nos presentamos durante el pasar de los días en toda nuestra vida. Nos
regimos por números y engranajes que determinan cuantos momentos tenemos para
vivir, cuantas historias nos quedan por culminar, limites que debemos de
respetar, hasta cuantas veces nuestro corazón tiene derecho a latir ya sea por
el simple hecho de bombear sangre o enamorarse sin previo aviso.
Es
desconcertante como unos simples dígitos transforman nuestra vida en una
constante rutina de tratar de no perder algo que por herencia es nuestro, vivir
y hacerlo sin una cuenta regresiva que imponga cuando tenemos que disfrutar
cada instante de aliento que nos queda, sufrir porque ya pasó el tiempo en el
cual nos divertíamos sin preocupación alguna de nuestro entorno. Volver a soñar
con esos tiempos es algo muy difícil de lograr, entonces apaguemos el reloj de
una vez y empecemos a disfrutar porque nosotros elegimos si nuestra vida se
guía por un tic-tac.