domingo, 27 de diciembre de 2020

Sayonara

 Encajaríamos en un mundo perfecto, pero desde el lugar más recóndito de mi pesar te regalo este golpe de realidad, este no es un mundo perfecto. Por lo tanto, somos viajeros que no entienden su mapa, que están perdidos en una ruptura que no permite a sus parpados cerrarse sin pensar un segundo en que tanta falta se hacen entre los dos. Mis mensajes en combinación con el tan predecible alcohol se vuelven una señalización de curva peligrosa, se pierde entre mis recuerdos tu fragancia a rosas y a naturaleza de un nuevo mundo.

Aunque sos un paisaje que disfrute ver cada mañana, hoy el cielo comprende que ya no pertenecemos a la misma estrella y mucho menos apreciamos igual cada amanecer. Esto de esconderme tras las cartas que escribo sin un receptor claro debe generar una confusión terrible, pero es evidente que nuestra conexión que se vuelve cada vez más débil con el pasar de los días entiende para quién es, apostaba por todo lo que ambos deseábamos e incluso por lo que no. Pero estaba muy claro que todas las rosas siempre muestran sus espinas, fue un error no preverlo, tal vez fue el trance en el que me encontraba con sus palabras de novela de amor o su cruda realidad que cortaba como una hoja de navaja recién afilada.

Cuando sea que lo leas, espero que comprendas que mi corazón aún se encuentra enfermo, emborrachado de culpa por crímenes que presumo que no cometió y busca reivindicarse para poder dejar de saltar desde el precipicio en sus fantasías y armarse con paciencia y valor para poder afrontar los golpes de esta dura vida, esta cruel condena que se llama volver a enamorarse.
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