domingo, 13 de junio de 2021

Notas alegres

 Hay infinitas razones por las cuales elegimos seguir habitando esta realidad que nos golpea constantemente, para luego levantarnos y darnos la mano en señal de buena fe. Una de ellas, y considero que es la más importante, es la forma en la que arrojamos el tablero de la mesa al introducir las melodías de la cultura de la música en nuestra insensible vida. Es algo tan complejo y a la vez incitante a la ruptura de la costumbre y monótona línea de existencia en la que nos encontramos; permitirnos danzar imprudentemente en la vía pública, cantar de una forma únicamente desmedida que afloja el pésimo día hasta de la persona más afligida, que genera una calidez responsable de derretir polos, indiscriminadamente.

Es la belleza que pocos aprecian, que es intuitiva, es la cinta de llegada ansiosa por ser quebrantada por una risa y unos sonidos hipnotizantes de una guitarra enriquecida de ganas de brillar con ese fulgor que las estrellas prefieren envidiar que igualar. Regalen segundos, minutos e incluso años de su vida al disfrute del compás de esa ilusión del arte convertido en ritmos que poseen el espíritu de la felicidad en las personas.

Despidamos la amargada infelicidad que nos aguarda en el silencio para llenar de colores nuestro lienzo de vida, esperanzados de mejorar al son de una buena canción, que por mucho es lo mejor que creamos en este mundo.
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jueves, 3 de junio de 2021

Corazón, ¿Qué rayos me hiciste?

 

Es incierto el cambio que nos presenta el pasar del tiempo, tan atrapante como insulso en nuestras vidas. A pesar de que somos seres que tenemos la facultad de ser razonables, nuestro corazón actúa de una forma equivocadamente placentera y dolorosa, nos lleva hasta las costas de la incertidumbre y nos hunde en las grietas que él mismo se provoca. Matando la razón de una forma despiadada y dando paso a un extraño sentimiento que nos genera alguien más, ese alguien que nos arrebata el llamado foco de atención para convertirlo en un reflector que apunte exclusivamente hacia su esencia.

Un interés repentino se apodera de cada partícula de nosotros, lo que antes era la razón, en medio de una instantánea transición se convierte por completo en ingenuidad y simpleza. Desde un punto de vista objetivo esa persona solo es un alguien que forma parte naturalmente de nuestro entorno, desde el punto de vista dónde nos sentenció nuestro corazón a quedar atrapados es un tesoro que nos presenta una incógnita, que cada paso que decide dar es tan hipnotizante como la vieja herramienta del reloj en las sesiones de hipnosis, el maldito y egoísta rufián que vive en nosotros, nos empuja a punta de espada a optar sin discusión por el segundo punto de vista, sin considerar qué puede salir mal.

Luego de las risas, las tardes de la mano en las plazas que promueven paz por donde se vea, entra en escena la delicada línea del pesar y dolor. Es de la cual siempre estamos al borde de cortar con tan solo una palabra mal intencionada, así es, el mismo que nos acechó hasta que nos enamoramos perdidamente, que le puso nuestro punto final a la razón y a la soledad para abrirle un paréntesis a la felicidad y a la locura, fue el causante que por motivos desconocidos susurró; y qué tal si esto no funciona, tal vez debiste pensarlo de nuevo. Y es en ese instante en el que el concepto de sabotaje se vuelve nuestro eslogan de por vida.

Tener en cuenta que el auto sabotaje es para cobardes, la razón te mantiene a raya y el corazón solo es una herramienta para cometer errores, es fundamental para poder vivir. La vida por desgracia es una sola, que no se desperdicie hundiendo nuestro propio barco es la mejor elección.

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