Es incierto el cambio que nos presenta el pasar del tiempo, tan
atrapante como insulso en nuestras vidas. A pesar de que somos seres que
tenemos la facultad de ser razonables, nuestro corazón actúa de una forma equivocadamente
placentera y dolorosa, nos lleva hasta las costas de la incertidumbre y nos hunde
en las grietas que él mismo se provoca. Matando la razón de una forma despiadada
y dando paso a un extraño sentimiento que nos genera alguien más, ese alguien
que nos arrebata el llamado foco de atención para convertirlo en un reflector
que apunte exclusivamente hacia su esencia.
Un interés repentino se apodera de cada partícula de
nosotros, lo que antes era la razón, en medio de una instantánea transición se
convierte por completo en ingenuidad y simpleza. Desde un punto de vista
objetivo esa persona solo es un alguien que forma parte naturalmente de nuestro
entorno, desde el punto de vista dónde nos sentenció nuestro corazón a quedar
atrapados es un tesoro que nos presenta una incógnita, que cada paso que decide
dar es tan hipnotizante como la vieja herramienta del reloj en las sesiones de
hipnosis, el maldito y egoísta rufián que vive en nosotros, nos empuja a punta
de espada a optar sin discusión por el segundo punto de vista, sin considerar
qué puede salir mal.
Luego de las risas, las tardes de la mano en las plazas que
promueven paz por donde se vea, entra en escena la delicada línea del pesar y
dolor. Es de la cual siempre estamos al borde de cortar con tan solo una palabra
mal intencionada, así es, el mismo que nos acechó hasta que nos enamoramos perdidamente,
que le puso nuestro punto final a la razón y a la soledad para abrirle un paréntesis
a la felicidad y a la locura, fue el causante que por motivos desconocidos
susurró; y qué tal si esto no funciona, tal vez debiste pensarlo de nuevo. Y es
en ese instante en el que el concepto de sabotaje se vuelve nuestro eslogan de
por vida.
Tener en cuenta que el auto sabotaje es para cobardes, la
razón te mantiene a raya y el corazón solo es una herramienta para cometer
errores, es fundamental para poder vivir. La vida por desgracia es una sola,
que no se desperdicie hundiendo nuestro propio barco es la mejor elección.
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